viernes, 3 de diciembre de 2010

Educación social a ritmo de rap

"Yo soy la lágrima de los chicos de barrio que viven sin calendario..". 

Cuando Pablo (o Batto, su nombre artístico) rapea, habla de las cosas que le pasan a la gente que le importa. Empezó a los 12 años y con 16 entró en los talleres de rap Trifusión de la Asociación Magni

Ahora, dos años más tarde, él ayuda a otros chavales con distintas problemáticas y se embarca en la misión de convertirse en educador social, utilizando la música como instrumento y vehículo.

Esta asociación realiza proyectos para menores en exclusión social y utiliza el hip hop como medio para ayudarles, a través de los talleres de Mejorada del Campo y Velilla de San Antonio, en la Comunidad de Madrid.

Además, lleva tres años celebrando, junto con los ayuntamientos de las dos localidades madrileñas, el Festival Inte-Rap-Cion, con el objetivo de fomentar entre los jóvenes valores de solidaridad, respeto e integración. "Queríamos organizar un concierto para jóvenes que les inculcase todo ello y, partiendo de sus intereses, vimos que el rap era un vehículo muy importante para poder educarles", explica Nacho García, de Servicios Sociales de Mejorada del Campo.

Pero esta iniciativa no sólo pretende sensibilizar a los más jóvenes, sino que, a través de cada festival, la Asociación Magni ha recaudado fondos para distintos proyectos: "La fusión de culturas se nos quedó en un objetivo amplio y quisimos concretarlo", comenta David, su presidente.

El dinero se ha obtenido de los ingresos de la organización y de los artistas que participan (que cobran para ello un mínimo caché) y este año se ha utilizado para construir un taller de creación de instrumentos musicales con materiales reciclados en la Favela de Candeal de San Salvador de Bahía (Brasil). Con esta actividad, la asociación Lactomia fomenta el empleo y ayuda a los jóvenes más desfavorecidos de esa zona del país, a través de la música.

Todas estas iniciativas transpiran un lema: hacer muchas cosas con pocos medios a través de la creatividad. A través del festival y de los talleres los jóvenes se implican y ven que se pueden cambiar las cosas: "Los talleres te abren puertas, te dan medios y te ayudan en los problemas que tengas... El rap ha tenido desde siempre un gran compromiso social con los barrios marginales y ahí radica su fuerza", aclara Batto.

De rapero a educador social

Él descubrió así parte de su vocación de educador social, que siempre estará unida a la música: "Quiero hacer música con contenido social. A esta sociedad le falta concienciación, sobre todo para valorar lo que se tiene aquí. Hay mucha gente que se queja por un montón de cosas, sin saber que el simple hecho de tenerlas ya es mucho".

L. E. Flaco, un rapero ya consagrado, tuvo una evolución parecida: "Empecé a escribir casi más por una cuestión personal que social, para organizar psicológicamente todo lo que me pasaba y, con el paso del tiempo, cuando me enfrenté a las cosas, me di cuenta de que necesitaba un objetivo nuevo".

Así, canalizó su escritura en el concepto de educación social, a través de la Asociación Magni: "Todo enlazaba; hacía música por la misma razón por la que trabajaba con menores en situación de exclusión social y, cuando entré en la asociación, fui entendiendo el concepto educativo y adaptándolo a lo que yo hacía, es decir, me fui educando a medida que iba siendo educador".

Así, la música sirve para transmitir una serie de valores fundamentales: "Porque da igual de dónde vengamos, estamos en la misma tierra y tenemos que vivir todos juntos", asevera Nacho.

Vídeo de L.E. Flaco